Friends will be friends

“Yo quiero tener un millón de amigos…”. Una fantasía habitual de la adolescencia que hoy las redes sociales hacen parecer factible confundiendo amigos y “followers”; pero la auténtica amistad, una sola, tal vez merezca dedicarle toda la vida sin necesidad de que sea demasiado absorbente. La noción que tenía Aristóteles de la “amistad” -o eso que se traduce con la palabra “amistad”- era elástica y abarcaba la piedad filial, el amor en la pareja y la solidaridad del grupo, pero a la vez era rigurosa. No cualquier relación entre personas merece tan noble nombre y quizá ninguna otra cosa nos sea tan necesaria. Por cuestiones meramente físicas es muy difícil tener muchos amigos. Deben estar cerca para recurrir a ellos y entre la comunidad próxima no todos comparten nuestra forma de ver las cosas: otro motivo para no aspirar a demasiados amigos sino a las amistades profundas.Aristóteles encuentra que amistad y justicia “son lo mismo o casi lo mismo”. Pero hay una justicia hacia los amigos que consiste en no perjudicarlos que depende de ellos de una forma particular, privada, personal; y una justicia general hacia todos los hombres que atañe a la ley. El amigo de Aristóteles no es el prójimo cristiano, todavía hay distinción entre el amigo y un cualquiera, aunque este también merezca un trato justo. La benevolencia es necesaria para la amistad pero el benévolo que trata bien impersonalmente todavía no es amigo de nadie; es un “prójimo”. La amistad exige trato directo y conversación. Si es dichoso tomar conciencia del propio ser, también lo es descubrir los pensamientos del amigo. Solo los que se conocen más allá de lo superficial viven verdaderamente unidos, distinguiéndose así del ganado, caracterizado “por pacer en el mismo lugar”.

AMISTAD Y CONVENIENCIA
La amistad se distingue de la relación transaccional -entre socios de una misma empresa o entre contratante y contratado- en que no atiende a una reciprocidad estricta. Uno ayuda a su amigo porque lo quiere, no porque le convenga; y no espera que el amigo devuelva el favor en un grado proporcional porque la verdadera amistad no se mide. Uno no da para recibir. El amigo te ayudará, pero no cuentes con ello; dar al amigo es la máxima felicidad (por el mismo motivo, al profesor que nos depara la dicha enseñándonos filosofía no se le paga una cuantía dada sino que se le paga con la liberalidad de los amigos).

AMISTAD Y POLÍTICA
Hay una amistad en la familia, anterior a la polis (hemos dicho que el sentido de “amistad” en Aristóteles es el de “amor entre personas”) y que se basa en relaciones de desigualdad. El padre es superior de la madre y del hijo. Esta amistad asimétrica se repite en la aristocracia, donde la justicia toma la forma de igualdad proporcional, pues se establece entre los desiguales. En la democracia la igualdad es numérica, pues a todos se supone una misma virtud. Bajo un mal gobierno no habrá amistad, pues es necesario antes que nada que el gobernante sea amigo del gobernado. Pero bajo la tiranía, la oligarquía o la democracia (!) desaparece la justicia, toda relación de equidad. Es concebible una amistad entre malas personas, pero sería una amistad por interés, mientras que los verdaderos amigos lo son cada uno por el otro. El hombre bueno comparte sus cosas con los amigos pero para el hombre malo, el amigo es una cosa entre las cosas, que no merece un trato especial, es utilizable como cualquier herramienta.
Aristóteles habla de polis ideales, no del Estado-nación moderno donde una democracia se considera un régimen aceptable y el gobernado puede estar en desacuerdo con el gobernante pero admite su legitimidad, aun a regañadientes. Pedirles que sean amigos se consideraría excesivo, de ahí el valor de la tolerancia en la sociedad de masas. Sin amistad se puede llevar una vida -bastante triste- en una democracia pero bajo la tiranía, el miedo al traidor envenena la convivencia. Los cómplices y los confabulados desplazan a los amigos.

ARISTÓTELES. Ética a Nicómaco; Ética eudemia.

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