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Mostrando entradas de noviembre, 2017

Friends will be friends

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“Yo quiero tener un millón de amigos…”. Una fantasía habitual de la adolescencia que hoy las redes sociales hacen parecer factible confundiendo amigos y “followers”; pero la auténtica amistad, una sola, tal vez merezca dedicarle toda la vida sin necesidad de que sea demasiado absorbente. La noción que tenía Aristóteles de la “amistad” -o eso que se traduce con la palabra “amistad”- era elástica y abarcaba la piedad filial, el amor en la pareja y la solidaridad del grupo, pero a la vez era rigurosa. No cualquier relación entre personas merece tan noble nombre y quizá ninguna otra cosa nos sea tan necesaria. Por cuestiones meramente físicas es muy difícil tener muchos amigos. Deben estar cerca para recurrir a ellos y entre la comunidad próxima no todos comparten nuestra forma de ver las cosas: otro motivo para no aspirar a demasiados amigos sino a las amistades profundas.Aristóteles encuentra que amistad y justicia “son lo mismo o casi lo mismo”. Pero hay una justicia hacia los amigos q...

El príncipe va desnudo

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Acaba el año maquiavélico -quinto centenario de la redacción de El Príncipe - y ha sido bastante inocentón. Cuando en 2011 se intentó celebrar el año Céline lo ahogaron los berridos de los bienpensantes: Céline había sido un explícito antisemita, su conducta durante la ocupación de Francia fue como poco asquerosilla y de su obra, tal vez brillante, goteaba una moral de podredumbre. Mucho más benévolo, el juicio actual a Maquiavelo lo presenta como el primer estadista, el teórico de la ciencia política moderna, el filósofo que desligó la administración pública de falsos prejuicios morales... Pues muy bien, acerquémonos sin esos falsos prejuicios al texto canónico de Nicolás Maquiavelo y comprobaremos que  Il principe no es la obra de un hábil hombre de Estado sino la de un hijo de mala madre de cuyas opiniones han dependido naciones, guerras y vidas hasta el presente y al lado del cual Céline es un niño llorón. -¡PERO SI NO LLEVA NADA! -EXCLAMÓ DE PRONTO UN NIÑO. Antes del pa...

Va un cura y le dice a otro cura...

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El  Elogio de la Locura  (valdría más traducirlo como  Elogio de la Estupidez ) es un libro tan gracioso que ni los que sintieran sus puyazos (y cualquier lector de cualquier época cabe en alguno de los gremios atacados) podrían enfadarse honestamente. Claro que su principal pimpampum es la Iglesia romana con su jerarquía eclesiástica: desde el Papa simoniaco hasta el fraile analfabeto y vicioso, el clero es retratado como una pandilla de bribones hipócritas y amigos del bien ajeno. Si entendemos, con Cioran, que las religiones son “cruzadas contra el sentido del humor”, no nos sorprenderá en qué embrollo se metió Erasmo cuando publicó esta broma. Aquí, una amiga La Locura –o la Estupidez-, una mujer estrafalaria pero con más sentido común del que cabría esperar, se presenta ante su público. Se reclama par de los dioses y de los héroes de Grecia y Roma: un guiño al incipiente humanismo y su querencia por la antigüedad clásica o tal vez una precaución para no...

Kant contra los fantasmas

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Immanuel, el ilustrado Immanuel Kant, antes de ser Kant, encandilaba a sus amigos con su conversación y su perspicacia (no así con su prosa, como escritor el de Königsberg fue siempre un tanto latoso). En 1766, aconsejado por estos amigos, que tal vez querían no escucharlo más hablando del tema, publicó Los sueños de un visionario , filípica contra el místico Emanuel Swedenborg. Kant explica que tal materia no merece el esfuerzo de coger la pluma, pero que al menos justificaría las horas que malgastó con los copiosos e imaginativos volúmenes del escandinavo . No, no perdió el tiempo; aparte de que debió de pasárselo bien con una obra fantasiosa -aunque a un devoto pietista ciertas diversiones le parezcan frívolas-, adelantó sus interpretaciones del entendimiento humano quince años antes de la Crítica de la razón pura y le dio un buen baño al visionario Swedenborg en nombre de la clara razón, que es uno de los mejores servicios que un ilustrado puede prestar. Emanuel, el iluminado ...

Las fatiguitas

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Una persona puede dedicarse a la filosofía por muchos motivos, aunque la búsqueda de la sabiduría no figura entre los primeros. Sócrates le contaría a Xantipa, su gruñona mujer: “Cariño, si paso los días sin dar un palo al agua, rodeado de tiernos muchachitos y molestando a los vecinos con preguntas absurdas lo hago porque busco lo verdadero, lo bello y lo bueno”, afirmación que difícilmente contentaría a Xantipa. Sartre se metió filósofo para follar; Hegel, para sacarse la cómoda plaza de numerario en la universidad de Berlín. Sören Kierkegaard representa un caso curioso: el hombre que filosofa para aliviar una herida interior. El filósofo enamorado Aquel atormentado que ante sus vecinos aparentaba ser un frívolo playboy estaba enamorado hasta las trancas de Regina Olsen. Pensaba en ella con tal fervor que más de una vez se la cruzaría por las calles de Copenhague sin darse cuenta, embebido en su fantasía. Su concepto del amor era tan personal, como todo lo suyo, que decidió ma...

Fascismo ilustrado

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¡Ah el XVIII, el siglo de las luces, la mayoría de edad del hombre, la edad de la razón! ¡Ah los ilustrados! ¡Ah los  philosophes ! Aunque aquellos tipos no eran de los que conviene presentar a los padres. Voltaire, promotor de la tolerancia y la fraternidad, se enriqueció con el comercio de negros y el besuqueo de culos aristócratas; el enciclopedista Diderot, alguien que dice cosas como “Con las tripas del último cura ahorcaremos al último rey”, no parece muy apto para difundir valores del humanismo. Del epígono  Sade , demostración con patas de a qué conclusiones criminales llega la ilustración, ya hemos hablado antes… ¿No había nadie medio decente entre aquella caterva para admirarlo sin zozobras, un guía espiritual cuya foto se pueda colgar en la pared del dormitorio con las de Gandhi, el Che o el Sagrado Corazón? Jean Jacques Rousseau tal vez nos valga: sobrio, sentimental, campestre, más romántico que cerebral, vindicador de la bondad natural del hombre, preocupado p...